Leticia Santos visita el bazar de Irving casi todos los fines de semana con su familia. Les encanta saborear el menudo de uno de los vendedores del lugar, el que está al lado de una peluquería , explicó.
"Nos gusta el ambiente, también tratan bien a la gente", afirmó la oriunda de Monterrey, mientras su esposo e hijo de 4 años avanzaban entre los diversos negocios.
Este fin de semana, a días de la Navidad, los tres acudieron además a buscar regalos: un cinto, juguetes, algo de ropa.
"Es más económico", aseguró.
Muy cerca de Santos, un grupo jugaba en las mesas de billar del bazar, mientras que más adelante eran niños los que jugaban pero en el cuadrilátero que en la tarde sería usado para enfrentamientos de lucha libre.
Otras familias se paseaban con carriolas por los pasillos del bazar, donde estatuas de la Santa Muerte se encuentran con un reloj con imágenes de la pasión de Cristo y velas que prometen retener a un hombre o curar un dolor de estómago.
También hay juguetes y dulces mexicanos que se venden al lado de joyas de oro, cintos con incrustaciones de bisutería y botas vaqueras de cuero que pueden costar $180 un par. Igual se consigue un pajarito de mascota que un trajecito para vestir figuras del niño Jesús o la Virgen.
En medio de este sincretismo, los pasillos estaban sin embargo poco congestionados en el último sábado antes de Navidad. Varios comerciantes consultados culparon a la economía y a la nevada por la baja clientela.
Santos señaló que su esposo Camilo Villanueva trabaja en la construcción y no paró de laborar incluso durante la helada que azotó al Norte de Texas.
A María Muñoz, comerciante de la "Yerbería Lupita", le gustaría que más familias como las de Santos acudieran a su negocio. Este diciembre, ha visto menos ventas.
"Está peor", dijo. "Por la economía... Muy mal en todas partes. No parece Navidad".
"Mucha gente dejó de trabajar con la nevada y si la gente no trabaja afuera, no tenemos clientes", continuó la mexicana, quien afirmó tener más de una década en el bazar.
La vendedora dijo que muchos de los que viven en la zona tenían preocupaciones más inmediatas como pagar el alquiler y otras deudas.
Tienen que escoger entre "un puño de zacate o una pastilla del doctor".
Mientras Muñoz escribía un letrero para advertirle a quienes visitan su tienda que no roben, un hombre joven acompañado de su esposa le preguntó qué le recomendaba para cuando uno va muchas veces al baño.
"Hierba de alcachofa", afirmó, sin pensarlo dos veces.
José Borrego acudió al bazar para consultar precios, pues quería regalarle unas botas a su hijo en Navidad.
El oriundo de Coahuila aseguró que el mal clima sólo lo mantuvo un día alejado de la construcción.
"Casi nadie quería trabajar pero ya con dos días es menos dinero", dijo. "Está cara la renta, $900".
Otros han cultivado relaciones en el bazar que valoran a la hora de hacer sus compras.
La abuela de Abram Lara lo introdujo a los comerciantes de A+ Gold. Esta Navidad adquirió un reloj para su abuelo.
"Conocemos a esta gente", dijo Lara, quien estaba acompañado de su hija de 11 meses y su pareja Cecilia Mendoza.
Las tiendas de joyas parecían tener un mayor tráfico de clientes, pero Severa Lim dijo que ellos también han sufrido.
"Hay menos gente porque la economía está más lenta", señaló la vendedora.
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