Washington -- El Congreso, notorio por no hacer nada, se apresta a hacer aun menos.
El líder de la mayoría de la Cámara de Representantes Eric Cantor, de Virginia, intenta discretamente moderar cualquier expectativa de un gran logro legislativo en el último año del 113er Congreso, el cual aprobó menos leyes en su primer año (65) que ninguna otra sesión de que se tenga registro.
Elaborado para extender al máximo el periodo de campaña antes de las elecciones intermedias de noviembre, el calendario está reducido al mínimo y la Cámara sesionará solo 97 días antes de los comicios, siendo la última sesión el 2 de octubre, y 112 días en total. En el 2013 la Cámara sesionó 135 días.
Los líderes republicanos de la Cámara han advertido a sus militantes que es improbable que la aprobación en diciembre del primer presupuesto integral en años anuncie el retorno de la tarea antaño rutinaria de aprobar los 12 presupuestos de gasto que se supone el Congreso debe aprobar cada año.
Las expectativas para la sesión son tan bajas que los legisladores dicen que una acción temprana sobre las prioridades de la Casa Blanca, como elevar el salario mínimo, restablecer la ayuda por desempleo que expiró y una extensa reforma de las leyes migratorias seguramente no llegará a ningún lado.
Más bien el Congreso se abocará a tareas más prosaicas: finalizar las negociaciones sobre una iniciativa de ley para el campo que ha quedado relegada desde hace dos años, alcanzar un acuerdo sobre una ley que autorice proyectos hidráulicos, aprobar un plan de gasto para el año fiscal en curso y elevar el techo de la deuda en marzo. Solo entonces podrán los legisladores proceder a legislar medidas migratorias modestas e individuales.
Los activistas siguen teniendo esperanzas en una reforma migratoria; pero algunos representantes republicanos se siguen resistiendo a cualquier legislación, temiendo que conduzca a un proyecto final que incluya una vía a la ciudadanía para los alrededor de 11 milones de inmigrantes indocumentados que viven en el país.
"Relativamente son bajas las probabilidades de que avance una iniciativa verdaderamente sustancial en la Cámara", dijo el representante Scott Rigell, republicano por Virginia, uno de los que han criticado el ritmo que lleva el Congreso.
El lento ritmo de trabajo de la Cámara y su estrecha agenda han molestado a algunos legisladores, han alegrado a otros que enfrentan una dura campaña por la reelección y obtenido algo de apoyo de legisladores cansados de los reducidos objetivos conservadores de los últimos años.
El representante Tom Cole, republicano por Oklahoma, dijo que el único logro de 2013 fue cuando el representante Paul D. Ryan, republicano por Wisconsin, y la senadora Patty Murray, demócrata por Washington, llegaron a un acuerdo presupuestario que revirtió algunos recortes al gasto y redujo el déficit a 10 años. "Las grandes ideas con más frecuencia nos han metido en problemas que llevado a soluciones", dijo.
Al jugar a lo seguro, los dirigentes de la Cámara quieren impedir que sus militantes lleven al Congreso a una conflagración como los 16 días de cierre de gobierno en octubre. Pero los demócratas insisten en que no permitirán que hacer nada sea una opción.
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Parálisis en Congreso reduce la esperanza de reforma
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