Los empleados de Bruton Food Beer & Wine recuerdan cuando unos ladrones secuestraron a su jefe.
El administrador de la tienda de autoservicio en Pleasant Grove era vigilado por unos delincuentes que lo siguieron de la tienda hasta su casa, lo privaron de su libertad en el trayecto y le quitaron las llaves del negocio para abrir el cajero automático del local.
La policía de Dallas sabe que es imposible para los empleados de estas tiendas saber cuándo van a ser víctimas de un robo. Sin embargo, si reciben entrenamiento de cómo actuar cuando uno o más individuos los aborden pistola en mano, tendrán más posibilidades de salir ilesos.
"El entrenamiento ayuda. Antes íbamos a la tienda después del hecho y teníamos dificultades en obtener la información para la investigación. Ahora ya saben lo que necesitamos" para identificar al sospechoso, dijo Matt Hernández, cabo del Departamento de Policía de Dallas.
Desde 2008, el DPD ofrece cursos de seguridad para empleados de tiendas. La clase es parte de una iniciativa para reducir los robos a comercios, particularmente tiendas que permanecen abiertas toda la noche.
Las tiendas deben enviar a sus empleados al entrenamiento, así como implementar medidas para reducir la posibilidad de robos, tales como tener paredes de vidrio y no montar carteles que impidan a los patrulleros ver qué ocurre adentro.
Hernández dijo que los robos de tiendas no se han incrementado en Dallas, pero que de vez en cuando hay olas de asaltos, como ocurrió hace unos meses en el sector sureste.
Además, para los empleados una sola vez que alguien les apunte con una pistola es demasiado.
"Mucha de la información es sentido común", dijo después de la clase Maria Valdez, una empleada de Bruton Food Beer & Wine.
Los consejos que ella y sus compañeros recibieron de la policía incluyen mantener la calma durante un asalto, seguir las instrucciones del ladrón y hacer nota mental de su altura, apariencia y ropa.
"Siempre fíjense en los zapatos del sospechoso. Se puede cambiar de ropa, pero es probable que no cambiará sus zapatos", dijo la sargento Shelia Zimmerman.
Hernández también les sugirió a los empleados que conozcan a sus vecinos y que formen parte de los grupos de Vecinos Vigilantes del sector.
El entablar una amistad o cuando menos una relación cordial con los trabajadores de comercios o casas cercanas aumetan las posibilidades de que estarán al pendiente y llamarán a la policía si ven que se lleva a cabo un robo.
También se les conmina a aprender a operar las cámaras de seguridad de los negocios, las cuales frecuentemente son atendidas únicamente por el dueño o el gerente.
Pero la mejor arma es la memoria, especialmente en tiendas familiares que no cuentan con cámaras.
La identificación del sospechoso lleva a su detención, y un ladrón que está en la cárcel no va a regresar a robar otra vez.
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