Todavía hasta hace poco había duda de que Jason Garrett o Tony Romo fueran a estar con los Cowboys en el 2014.
Romo acababa de iniciar el último año de su contrato el mes pasado y el futuro de Garrett como entrenador en jefe parecía en peligro luego de que los Cowboys cerraran temporadas consecutivas con 8-8.
Pero entonces llegó el viernes, y sin hacer mucho ruido Romo rubricó una extensión de contrato a seis años por $108 millones.
Al hacerlo certificó su propia seguridad laboral y tal vez aumentó también la posibilidad de que Garrett permanezca en Dallas más allá de la temporada que viene.
Después de todo Garrett ha sido el arquitecto de la ofensiva favorable a Romo que, según cree el propietario del equipo Jerry Jones, algún día llevará a los Cowboys a su próximo duelo por el Súper Tazón.
Garrett dio forma a un manual de jugadas que hace énfasis en los puntos fuertes de Romo, dándole los medios para registrar cifras que han hecho trizas varios récords de los Cowboys y le permitieron obtener el mega contrato que le dieron la semana pasada.
Y para bien o para mal, el hombre de Princeton ha estado vinculado a las labores del egresado de Eastern Illinois.
Garrett ha dirigido al mariscal de 32 años cada temporada en la que ha tenido una participación destacada en el emparrillado.
Los Cowboys saben lo que Romo puede hacer bajo la dirección de Garrett, y al parecer les gusta el resultado en cuanto a rendimiento personal.
¿Pero qué pasaría si los Cowboys volvieran a tropezar esta temporada y Garrett fuera despedido? ¿Le iría tan bien a Romo si Garrett ya no estuviera a su lado?
No hay respuesta a esta última pregunta; pero lo que es seguro es que un nuevo entrenador significa una nueva variable en la ecuación, generando más riesgos en un momento en que se supone que Romo está dejando atrás los mejores años de su carrera.
Después de hacer un compromiso tan firme con Romo, la idea de invitar más incertidumbre no parecería apetecible para los Cowboys.
Pero también están pensando en darle a Anthony Spencer un contrato a largo plazo a pesar de que cambiará de posición en la nueva defensa de formación 4-3 que Dallas estrenará esta temporada.
Si dicho acuerdo se hace realidad, sería una prueba de que los Cowboys creen que un buen jugador puede prosperar en cualquier sistema y con cualquier entrenador.
En base a ese argumento, es razonable concluir que si los Cowboys fueran a fallar otra vez la próxima temporada, Jones no dudaría en despedir a Garrett a pesar de sus fuertes lazos con Romo.
Pero emprender una acción tan grande como esa parece más difícil hoy de lo que parecía el jueves pasado, cuando Romo estaba a menos de 24 horas de firmar su gigantesco contrato.
Cuando por fin lo hizo, el quarterback quizá lanzó a su entrenador un salvavidas previo a una temporada en la que necesitará tantos como pueda conseguir.