Detroit - Si los Cowboys hubieran repelido a los Lions de Detroit con tanta agresividad en el partido del domingo como reprendieron a su volátil receptor Dez Bryant poco después, ya estarían en camino a Halloween con una racha de tres partidos ganados.
En cambio los Lions remontaron con dos touchdowns en los cuatro minutos finales para llevarse la victoria por 31-30 en un derrumbe defensivo de los Cowboys en el emparrillado comparable al arrebato de Bryant fuera de él.
Una defensa de Dallas escasa de hombres no pudo contener a los Lions.
Matthew Stafford lanzó pases por 488 yardas, de ellas 329 a Calvin Johnson, y los Lions superaron a los Cowboys por 623 yardas y controlaron el balón por más de 35 minutos.
Fuera del campo, las cámaras de Fox transmitieron dos rabietas de Bryant a más del 70% del país, una en el tercer tiempo y otra en los últimos segundos cuando el partido se les escapaba de las manos a los Cowboys.
La primera se produjo después de que la ofensiva regresó a la línea lateral para un intento de gol de campo de 53 yardas por Dan Bailey que daría a los Cowboys una ventaja de 13-7.
Tony Romo lanzó dos pases en la posesión, pero ninguno a Bryant, quien se dirigió a donde estaba el entrenador de receptores Derek Dooley y lo fustigó.
Entonces Bryant se volcó a la banca, donde Romo, el entrenador Jason Garrett y el entrenador de mariscales Wade Wilson hacían corrillo, rompiéndolo dos veces.
La primera vez Garrett trató de apartarlo con una llave. La segunda vez Bryant le gritó a Romo, quien le respondió de la misma forma.
"Mi pasión siempre es positiva", dijo Bryant.
"No estoy diendo nada incorrecto; no estoy diciendo nada malo. Todo es positivo. Soy expresivo dentro y fuera del campo. Aun cuando me veo enojado, es pasión de la buena".
"Siento que eso es lo que necesito. Amo este deporte. Para ganar uno tiene que ser apasionado por este deporte. Tienes que dejar salir a ese perro y arriesgarlo todo".
Su segundo derrumbe sobrevino después de que Stafford hizo avanzar a los Lions 80 yardas en seis jugadas en solo 50 segundos para anotar el touchdown de la victoria.
Solo quedaban 12 segundos, y Bryant estaba fuera de sí, despotricando otra vez.
Jason Witten empezó a responderle a gritos, apuntando al marcador, hasta que DeMarcus Ware los separó.
"Todos estábamos muy molestos", dijo Witten.
"Pero todavía quedaba tiempo. Traté de comunicar eso. Íbamos a recuperar el balón, y él iba a desempeñar una parte importante en la jugada que habíamos trazado. Intentamos calmarlo porque íbamos a tratar de darle la pelota en esa jugada".
"Quiero a ese muchacho como a un hermano. Es emocional. Le gusta jugar, le gusta ganar. No hay malos sentimientos. Es un gran receptor y se esfuerza semana tras semana. Es una derrota decepcionante. Dez juega con el corazón; todos lo hacemos. Esas cosas suceden".
El propietario Jerry Jones, Garrett y Romo defendieron su método ofensivo y el apasionamiento de Bryant después del partido.