Una mañana reciente, alumnos de octavo grado entraron a la secundaria Ann Richards en Pleasant Grove y subieron las escaleras para asistir a sus clases del primer periodo.
En el piso superior, su prefecta los esperaba.
"¿Puedes venir a hablar conmigo?", le dijo Lesley Austin a una niña con blusa color aqua que iba a clases. "¿Sabes lo que te voy a decir?".
La niña asiente. Se trata de su blusa, de un color que no va con el uniforme de la escuela.
"Mañana voy a estar vigilándote".
Austin gobernaba el tercer piso como directora, saludaba a los estudiantes, les recordaba que debían guardar sus teléfonos y comprobaba que los profesores comenzaran su jornada.
Austin es una de 57 aspirantes que toman un curso de un año para ser los próximos directores del DISD.
El programa, llamado Academia de Liderazgo, se ha convertido en la pieza central del plan de reforma del superintendente Mike Miles.
Miles lo puso en marcha a pocas semanas de llegar, subrayando de esa forma su urgencia por mejorar las escuelas con nuevos administradores.
Ya que hasta 50 directores del DISD no regresarán el año que viene por diversos motivos, muchos aspirantes a director asumirán una función de dirección en el distrito.
En su esfuerzo por tener directores eficaces, algunos distritos escolares del país han creado academias internas para exponer a los aspirantes a las realidades de la educación pública.
En el DISD los aspirantes aprenden de todo, desde cómo cerrar los aspersores de agua hasta corroborar que los alumnos pongan atención.
"Tenemos que preparar a los directores mucho mejor de lo que lo hemos estado haciendo. Por eso nació la Academia de Liderazgo", dijo Miles.
Roxanne Rodríquez, directora asistente del distrito escolar de Grapevine-Colleyville el año pasado, dijo que se inscribió en la academia porque no se sentía preparada para dirigir un plantel.
"Quería seguir aprendiendo", dijo.
"Saber cómo desenvolverse en cada aspecto del trabajo en un distrito así y entender todo lo que implica.... es demasiado. Si es día de pruebas y está nevando, ¿quién va a prender ese boiler? Pues yo".
Rodríguez y los demás participantes del curso iniciaron a finales de agosto y pasaron los primeros dos meses asistiendo a conferencias de liderazgo, visitaron departamentos del distrito y los que no sabían español tomaron un curso.
La visión del superintendente
Miles lanzó la academia de liderazgo en julio, después de que los vocales la aprobaron asignándole un presupuesto de $5.3 millones.
Miles trajo a Karon Cofield y a Denise Cooper, quienes trabajaron con él en Colorado Springs, Colo., para dirigir el programa.
Los tres elaboraron el plan de estudios, las asignaturas y la capacitación.
Trataron de abarcar todo lo que se requiere de un director, como redactar planes de acción, observar a la planta docente y trazar planes de lección efectivos.
El interés en el curso fue notable, ya que más de 600 personas de todo el país han pedido participar en él.
El DISD seleccionó a 57 solicitantes, quienes reciben un salario anual de $60,000.
Sus edades y nivel de experiencia varían, desde el ex profesor de 24 años de Teach for America hasta el ex director del DISD de 58 años.
Aunque son preparados para dirigir un plantel, no tienen garantizado un puesto.
Pero el distrito espera que al menos la mitad de los 57 participantes obtengan un puesto de director o de subdirector. El resto podrían pasar a ser profesores.
Sin embargo tres aspirantes ya han sido nombrados directores durante este año escolar. Otros tres ya son subdirectores.